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lunes, 22 de septiembre de 2008

Cerca de 10.000 bilbaínos viven en zonas sin accesos para vehículos


- Ni taxis, ni ambulancias, ni bomberos llegan a partes de Uretamendi, Betolaza, Masustegi, El Peñascal, Zazpi Landa...

- Algunos vecinos tienen que subir 200 escalones para llegar a casa.

Algunos llevan sin salir de casa muchos meses. Incluso años. Son personas mayores, con dificultades de movilidad. Y la calle, por si fuera poco, no se lo pone fácil. Al salir del portal de su casa, sólo se encuentran con estrechos callejones plagados de escaleras, o con rampas de gran pendiente en el mejor de los casos.

Y ocurre en Bilbao, no muy lejos del centro, y no sólo con las personas mayores. Cerca de 10.000 vecinos de Bilbao viven en zonas casi inaccesibles, a las que los vehículos no pueden llegar de ningún modo. Ni ambulancias, ni taxis, ni coches de bomberos. Ni siquiera el butanero se acerca a los portales.

Cuando ocurre algo grave nos la tenemos que ingeniar para bajar a la gente"

Son los barrios altos, los que rodean a la ciudad, levantados a mediados del siglo pasado en las laderas. Y los problemas de accesibilidad, por ello, son fruto de la orografía de la capital vizcaína. El cinturón de barrios abarca a El Peñascal, Iturrigorri, Uretamendi, Betolaza, Masustegi, Monte Caramelo, Zazpi Landa... y así hasta dar la vuelta.

"Cuando ocurre algo grave nos la tenemos que ingeniar para bajar a la gente", explica José Luis Macarro, vecino de El Peñascal. Este barrio es, sin duda, el más desfavorecido, en cuanto a accesos, de todo Bilbao. Hasta 200 escalones separan algunas viviendas de la calle principal, la única a la que pueden llegar los coches. "Mi madre se rompió la cadera y tuvimos que bajarla en camilla y a mano", relata Macarro, para constatar el problema de accesibilidad.

Los 2.000 vecinos del barrio –más de la mitad sufren el problema– piden soluciones al Ayuntamiento, aunque son conscientes de las dificultades. Las escaleras mecánicas, al igual que las colocadas en otros barrios de la ciudad, serían la mejor solución, consideran los vecinos.

Y tampoco llega el bus

Sucede lo mismo en Uretamendi y Betolaza, donde dos ascensores públicos tratan de paliar el problema. «Se han hecho muchas obras en los últimos años; pero sabemos que hay cosas imposibles; habría que tirar medio barrio», señala Begoña García, portavoz vecinal.

Más de 2.000 vecinos tienen que tirar de pierna para llegar a sus hogares. El recorrido continúa por Masustegi, donde un millar de vecinos padecen las cuestas. Tanto o peor lo tienen los de Ciudad Jardín y Zazpi Landa, las partes altas de Zorroza, con otros 1.000 bilbaínos. "Hasta el Bilbobus tiene problemas", sostiene José María Calange, portavoz de la asociación de jubilados.

Incluso, el populoso barrio de Otxarkoaga (12.000 habitantes) que ha sido sometido a una profunda reforma, sigue sufriendo problemas de accesibilidad.

"NI LOS FAMILIARES QUIEREN VENIR A VERNOS"

Tres calles transitables para vehículos vertebran Masustegi. Quien vive a lado, tiene suerte. El resto, a pata.

Se sienten afortunados, "en comparación con otros vecinos". José María y María, matrimonio de 74 y 70 años respectivamente, apenas tienen unos 100 ó 200 metros hasta la parada del autobús. Eso sí, la cuesta es digna de un puerto de primera en el Tour de Francia. Estamos en Masustegi, uno de los barrios más desconocidos de Bilbao. Los accesos al barrio son más que limitados.

Apenas tres calles por las que se puede circular vertebran el barrio. El que vive al lado de la carretera tiene suerte; el que vive en el interior, tiene que vérselas con las cuestas o con las escaleras.

"Cuando éramos jóvenes ni te lo planteabas, pero ahora subir y bajar las cuestas es un suplicio", explica José Mari.

Propinas al butanero

Y cuando una persona se tiene que ayudar con bastón o muletas, la cuestión es bastante más complicada.

"En el barrio hay mucha gente mayor; los que más lo sufrimos», confirma María. Y, claro, para los vecinos, es algo habitual, pero los visitantes no lo tienen tan claro. "Hay veces que ni los familiares quieren venir hasta el barrio; porque tienen que subir muchas cuestas andando", dice, sonriendo, José Mari, que lleva 46 años viviendo en Masustegi. Lo cierto es que a nadie le hace gracia.

Ni siquiera al butanero, que tiene que meter las bombonas hasta las casas. "¡Hombre!; pero si le das propina lo hace a gusto", dice el matrimonio. Menos mal, añade María, que el médico les ha mandado andar. "Nos damos buenos paseos, y luego jugamos a las cartas".

http://www.20minutos.es/noticia/413625/0/bilbainos/viven/inaccesibles/

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