
Aquello originó su porción de polémica, como ocurre siempre que mezclamos en cualquier asunto a una institución gobernada por los nacionalistas, a otra institución en manos de los socialistas y a cualquiera de los medios de transporte existentes en nuestra civilización, desde el patinete al tren suburbano. El infalible cóctel explosivo. Sin embargo, esta vez la trifulca no fue demasiado sangrienta y el Ayuntamiento, el Gobierno vasco y Bilbao Ría 2000, además de a las manos, llegaron a un acuerdo. En sólo unos días pactaron cómo llevar a cabo, y cómo pagar, la prolongación del tranvía a La Casilla.
Pues dicho y hecho. Las obras comienzan en julio. Dicen los expertos que la operación a realizar no es muy grande, pero sí muy delicada. Desde luego no debe de ser fácil meter un tren ligero en una zona tan populosa y llena de coches sin organizar en el tráfico bilbaíno algo similar al Armagedón del claxonazo. Las obras durarán algo más de un año y tratarán de estorbar lo menos posible en arterias tan fundamentales para la ciudad como la calle Autonomía. Comenzar con el tajo en verano ayudará a que las molestias sean menores, siempre y cuando la crisis permita que unos cuantos vecinos marchen de vacaciones. El punto más delicado de las obras coincide con el cruce entre Autonomía y la avenida del Ferrocarril. Allí se trabajará de noche para no organizar un caos circulatorio. Habrá que trabajar también en voz baja para no trasladar el caos al sueño colectivo del vecindario.
http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20100629/vizcaya/cirugia-urbana-20100629.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario